Los egipcios y sus sueños: Un vistazo a la oniromancia antigua

28/10/2024 · Actualizado: 02/06/2025

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Los antiguos egipcios y sus sueños: secretos divinos en el velo de la noche

En el corazón ardiente del Antiguo Egipto (ese lugar donde el sol era más que un astro: era una deidad), los sueños no eran simples ilusiones nocturnas. Eran portales. Ventanas entre lo humano y lo divino. Y vaya que lo tomaban en serio.

Los egipcios creían -sin titubeo- que los sueños transmitían mensajes de los dioses, ya fueran advertencias, consejos o pequeñas pistas sobre deseos ocultos. Esto no era un juego de cama y almohada. Era oniromancia. Una práctica sagrada, interpretativa, casi críptica.

Oniromancia: cuando los sueños tenían el poder de mover imperios

¿Y qué era exactamente la oniromancia? Pues bien, era el arte (porque tenía algo de magia y bastante de intuición) de interpretar sueños. Esta disciplina se practicaba en los templos, esos santuarios llenos de incienso, misterio y estatuas que parecían mirarte mientras dormías. Los sacerdotes -nada improvisados, por cierto- se encargaban de traducir las visiones nocturnas en profecías.

No cualquiera podía hacerlo. Solo quienes poseían cierto "nivel espiritual elevado". Lo que suena a club exclusivo, y tal vez lo era. Curioso, ¿no?

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Dioses que aparecían en los sueños (sin pedir permiso)

En el repertorio onírico egipcio, cada dios tenía su papel.

Ra y los sueños que hablaban del futuro

Ra, el mismísimo dios del sol (y de la creación, y del poder), tenía fama de enviar sueños proféticos. O sea, sueños que revelaban el destino del faraón y, por rebote, del imperio entero. Imagínate soñar con Ra y despertar sabiendo si el Nilo se desbordaría. ¡Tremendo!

Thot, ese compañero de sueños sabios

Si Ra era el oráculo, Thot era el maestro. Este dios de la sabiduría y la escritura era quien enviaba sueños cargados de información. A veces eran advertencias, otras veces lecciones. Dicen que fue él quien inspiró el "Libro de los Sueños Egipcio", un texto que, con suerte, no fue escrito con jeroglíficos ilegibles. (Aunque, siendo realistas... probablemente sí).

Horus, Osiris y demás compañía onírica

Otros dioses hacían acto de presencia también. Horus, siempre protector. Osiris, con su vibra de más allá. Si aparecían en sueños, se interpretaba como un signo de cercanía divina, o sea: la cosa iba en serio.

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¡Ufff! ¿No te recuerda a cuando creías que soñar con tu ex era el universo hablándote? Bueno, da igual.

Categorías de sueños: no todo era "flotar en el aire sin pantalones"

Sueños buenos: cuando el alma se sentía apapachada

Ver cosechas verdes, animales felices o parientes sonriendo era señal de buena onda divina. Esto significaba que los dioses estaban de buenas y protegían tu existencia. Bendición asegurada, vaya.

Sueños malos: alarmas disfrazadas de visiones

Pesadillas con sequías, conflictos o enfermedades eran tomados como alarmas divinas. Y no podías ignorarlas. Los sacerdotes te recetaban rituales, ofrendas o hasta ayuno. Algunos decían que, si no hacías caso, podías hasta acabar como momia prematura (metáfora, claro). O no.

Simbología nocturna: el Nilo, serpientes y pirámides

Soñar con el Nilo representaba fertilidad (el verde eléctrico de los campos después de la lluvia no era casualidad), las serpientes indicaban peligro, y las pirámides... trascendencia. Hay quien las comparaba con las guías telefónicas impresas: épicas, pesadas, pero repletas de significado.

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El libro de los sueños: el primer diccionario onírico

Este texto, descubierto entre ruinas y polvo sagrado, recopilaba significados de sueños típicos. Dividido en dos grandes bloques: lo bueno y lo malo (porque en la vida también es así).

Soñar con gatos: no era solo cosa de TikTok

En Egipto, soñar con un gato podía implicar protección divina. Mientras que una tormenta en tu sueño... cuidado. Eso significaba lucha interna. O problemas con el vecino. O ambas.

Los templos: clínicas del alma dormida

Sacerdotes como terapeutas espirituales

Los templos eran más que lugares de adoración. Eran centros de interpretación de sueños. La gente iba, contaba su sueño (con detalles, eh) y el sacerdote analizaba. Como un Freud con turbante.

Ritual pre-sueño: como preparar un buen insomnio

Los egipcios hacían rituales antes de dormir. Rezos, perfumes, velas. Todo con tal de que el sueño fuera claro y recordable. Algunos usaban amuletos, otros recitaban nombres divinos. La meta: conectar con los dioses, sin interferencias.

La huella egipcia más allá del Nilo

Babilonia: adopción y adaptación

Los babilonios vieron la oniromancia egipcia y dijeron: "eso suena bien". Adoptaron muchas ideas, y aunque le pusieron su toque, la influencia estaba clarita. Los sueños seguían siendo mensajes divinos. Con distinta firma, pero mismo remitente.

Grecia y los sueños con acento filosófico

Los griegos tomaron la idea, le metieron ciencia y nació algo nuevo. Hipócrates, por ejemplo, empezó a ver los sueños como un espejo del subconsciente. Menos dioses, más psicología. Aunque, seamos honestos, aún consultaban a oráculos. ¡Ah! La coherencia.

Ciencia moderna: la mirada actual a los sueños del Nilo

Arqueología que revela secretos del alma

Excavaciones recientes (en serio recientes) sacaron a la luz textos que describen la importancia de los sueños. Lo interesante es que confirman que los egipcios no improvisaban: había estructura, categorías y una especie de proto-psicología en su interpretación.

Psicología contemporánea: conexiones inesperadas

Hoy sabemos que los sueños son válvulas del subconsciente. Los egipcios no usaban términos como "trauma" o "procesamiento emocional", pero entendían que el alma hablaba mientras dormíamos. Y vaya que escuchaban.

Conclusión: la sabiduría egipcia que aún sueña con nosotros

La oniromancia egipcia, lejos de ser una excentricidad del pasado, fue una herramienta poderosa para conectar con lo profundo. Con uno mismo. Y con lo sagrado. Hoy, entre ciencia y espiritualidad, seguimos buscando sentido en nuestros sueños. Quizá los antiguos egipcios no estaban tan lejos de la verdad. Al final, soñar sigue siendo... un misterio.

¿Casualidad? Más bien... cuestionable.

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Investigador de los misterios del subconsciente. En mis artículos, desentraño símbolos oníricos, analizo las emociones ocultas tras los laberintos mentales y exploro cómo los sueños reflejan nuestro universo interior.

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